lunes, 22 de diciembre de 2008

Introd., 3: ...les escondía infinitamente más... (TVD, 3)

3. Dios, para atender sus pedidos de esconderla, empobrecerla y humillarla, se ha complacido en esconderla en su Concepción, en su Nacimiento, en su vida, en sus misterios, en su Resurrección y Asunción con respecto a casi toda criatura humana. Sus propios padres no la conocían; y los ángeles se preguntaban a menudo unos a otros: “Quae est ista?... - ¿Quién es Esta?”, pues el Altísimo se las ocultaba; o, si algo les descubría, les escondía infinitamente más. Comentario: La humildad, virtud amirable pero difícil de entender en su verdadero sentido dadas las deformaciones que introdujo el llamado "progresismo católico"... es definida por Santo Tomás de Aquino: "la humildad es la verdad". En este pasaje parece destacarse ante todo la humildad del Corazón de María. En armonía con la grandeza de su humildad, está la grandeza del conjunto de su personalidad, gracias y virtudes. Esa Grandeza era tal que sus propios padres, quienes la engendraron, quienes convivían con Ella a diario, no la conocían... Y los propios Angeles, espíritus celestiales creados para contemplar las grandezas divinas en forma directa o a través de las creaturas, se preguntaban admirados "Quién es Esta". Y lo más notable es lo que dice finalmente: "si algo les descubría, les escondía infinitamente más". Si queremos ser auténticos devotos de Nuestra Señora, pidámosle la gracia de que nos descubra algo de sus Grandezas.

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